La señora Graciela, que vive frente a nuestra casa de huéspedes,
se acerca a conversar conmigo:
-Ya me voy al teatro –dice....
-Pero la función es a las 7 señora... –le aclaro.
-Pues si yo ya vi la obra ayer... -me explica- pero nomás la mitad... Hoy quiero llegar temprano. Es que ayer llegué y había un colón y ¿qué cree? Que no me dejaron entrar porque decían que ya no cabían adentro... le dije al señor “no sea malito, déjeme pasar”... “Es que ya no hay lugar, señora”, me dice... “Me quedo parada”, le digo, y pues me dejó entrar, y ái me puse, parada en la esquina de hasta atrás... Pero ¿qué cree? Que llegué cuando a usted ya se le había casado su hijo... así que nomás vi la segunda parte... Por eso hoy ya me voy orita al teatro, para llegar antes, así veo la primera parte: a ver qué pasa antes de que se le case su hijo... Allá nos vemos en el teatro...
Y se va a hacer fila en la puerta del Rocinante, dos horas antes de la función.
domingo, 31 de enero de 2010
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1 comentario:
Una buena obra de arte te puede cambiar tu manera de ver la vida,
te sensibiliza, descubres aspectos de ti mismo que nunca habias experimentado,
que increible que esten tocando tantas vidas,
un gran abrazo de tus amigas de tepoz
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