dentro del Rocianante
con el sol que pega a tope sobre las lonas
y se cuela por entre los diminutos huequitos,
la carpa del rocín
se torna un firmamento colmado de estrellas.
Las estrellas
no tienen novio.
¡Tan bonitas
como son las estrellas!
Aguardan a un galán
que las remonte
a su ideal Venecia.
Todas las noches salen
a las rejas,
¡oh cielo de mil pisos!
y hacen líricas señas
a los mares de sombra
que las rodean.
Pero aguardad, muchachas,
que cuando yo me muera
os raptaré una a una
en mi jaca de niebla.
Federico García Lorca
2 comentarios:
Ay, qué susto!
Yo pensé que la carpa de Rocinante se había estrellado (contra algo, that is).
He cometido une grosse Lucianada. Mis disculpas.
De otra forma, es cierto, las estrellas del Rocinante brillan, como sus actores.
Hoy nevó en París, como en un cuento de hadas, como en una historia... Como las del Rocinante.
No es dificil adivinar quien escribe estas cronicas de Rocinante, pero es mi estrella, y un dìa voy a raptarla, o por lo menos llevarle serenata montado en mi flaco corsel.
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El quijote de Cuautitlàn
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